El parasitismo y el comensalismo en los ecosistemas tropicales. Artículo académico uri icon

Abstracto

  • Un ecosistema puede ser tan grande como el océano y tan pequeño como una charca. Dentro de cada ecosistema existen miles de especies: flores, animales, pastos, aves y una multitud de organismos microscópicos que constituyen una comunidad de poblaciones en interacción. Dentro de una comunidad existen diferentes relaciones, una de ellas es el parasitismo. El parasitismo se da entre dos organismos, cuando uno se beneficia y otro sufre algún tipo de daño por la relación. Con frecuencia, los parásitos viven sobre la presa o dentro de ella. El parasitismo afecta a organismos tan diferentes como los humanos y su virus del SIDA. En el mundo vegetal, el parasitismo es frecuente. Los árboles hembra del indio desnudo, Bursera simaruba, producen mucho menos frutos cuando están cubiertos por bejucos. Los bejucos son parásitos "estructurales" de estos árboles, pues aunque los afectan negativamente, no les extraen savia, como hacen los matapalos, que son parásitos vegetales más dañinos (Stevens, 1987). Todavía se discute si la epifilia es un caso de verdadero parasitismo. Los epífilos son pequeñas "plantas" (musgos, líquenes) que crecen sobre las hojas. Así, logran elevarse del suelo y alcanzar la luz sin invertir en producir sus propios tallos. Un estudio pionero con hojas artificiales, demostró hace poco que para vivir los epífilos no necesitan extraer sustancias de las hojas que colonizan. Además, se ha hallado que tampoco favorecen a las hojas al protegerlas químicamente. Se creía que los epífilos tenían fuertes sustancias tóxicas, pero ahora se sabe que las hojas con epífilas no sufren menos ataques de los herbívoros (Janzen, 1975).

fecha de publicación

  • 2003